
Me declaro culpable.
Sí señor juez, no necesito abogado.
Exacto, su señoría: nadie puede defenderme. Ni yo.
¿Qué es lo que no entiende?
Ah, cierto, técnicamente no hay delito. Todavía.
Pero por eso vengo, señor, ocurre que me declaro culpable de un delito que cometeré.
Sí, no hay duda. El delito va sí o sí.
¿Cómo que no me puede encerrar si aún no lo he cometido?
¡Vengo a hacerle un bien a la comunidad!
Enciérreme por el amor de Dios....
¡¿Cómo que no?!
A ver, usía, esto es súper simple. Yo, Elisa, vengo a entregarme a la justicia chilena. En pocas palabras: quiero que me lleve a una celda y me deje ahí dentro muchos años. ¿Acaso es mucho pedir?
No sé pues, usted es el juez, invente un cargo, una pena y una condena...¿ por favor?
Mire, aunque no lo parezca soy una persona sensata, sé que las cárceles están sobrepobladas y que bueno, aún no soy totalmente culpable del delito...¡Pero lo seré! Si no me encierra, lo seré irremediablemente!!!!!
¿Que de qué me culpo?
Pues bien, acuérdese, SE LO DIRÉ. Actuario: anote.
Soy culpable de tropezar dos veces con la misma piedra, de alimentar sueños vanos y soñarlos. Soy 100% culpable de no aprender. De mentirme a mí misma. Y de no tener voluntad.
Dígame, quien se miente a sí mismo...¿no es acaso un peligro público ya que puede mentirle a TODO EL MUNDO? No se olvide que seré periodista, el cuarto poder no puede mentir...
Me declaro culpable de ser yo, guilty, coupable... ¿¿ cómo demonios se lo digo??? le hago un dibujo?
Sólo le pido, POR FAVOR, no me deje sola conmigo, con mi libertad. Porque no sé qué hacer con ella. Más que cometer errores.
Hágame el favor.
Y mándeme a Canadá.