29 de noviembre de 2007

Realpolitik

Mi familia funciona con la misma dinámica de la política. O será, más bien, de la DC. Escucho a Ravinet hablar sobre la terapia familiar a la que deben ir los miembros de su partido e inevitablemente recuerdo el partido al que pertenezco. Mi propia crisis partidaria. Esa que se vive en casa.

No sólo somos un grupo dividido sino que gente que nunca debió haber estado en una misma bancada. Ni siquiera en una misma coalición política. Igual que casi todos los DC.

Bueno, el díscolo mayor se fue hace tiempo dejando una directiva feble y golpeada. Hubo que lavar imágenes y replantear liderazgos. Pero a Soledad la apoyan todos. Por lo menos a la que manda bajo mi techo.
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A veces siento que soy como la Zaldívar de la casa. Digo lo que quiero y tratan de echarme. Es que aunque se enojen, saben que siempre hay un poco de razón rondando por ahí. Pero, en honor a la verdad, hace tiempo que no tengo un zaldivarazo. Me estoy portando tan rebien. Pero ojo, sigo siendo Zaldívar, la que hace y dice lo que quiere. O casi. No es un orgullo, cabe destacar.

Es que pareciera que la realpolitik -la que sale en los libros ambiciosos que fueron escritos por tipos muy secos o creídos que hablan en serio con esas palabras- se vive en casa. Sí, las decisiones de a deveritas, las conspiraciones para derrocar al poder, los "tapados" de los operadores políticos, los díscolos y demases, se desarrollan como con fertilizante en el invernadero -hervidero- de casa.
Así, gracias a Ravinet, recordé otro episodio memorable de la historia política de mi vida: las sesiones de terapia familiar. Fue a final de año de no recuerdo bien qué año. No sé cómo ni con qué tipo de amenaza mi papá accedió a ir a escuchar tanta estupidez junta. Lo cierto es que fue un intento fallido de negociar la paz. Y como en todo ensayo con un gran error, cada fin de sesión era la evidencia de que ése no era el camino indicado.

A veces es mejor hacerse los lesos y no insistir. Cinco semanas después, asumimos todos esa filosofía.

Sin quererlo, el rechazo a la tortura que nos sometía una sicóloga incompetente y desinformada -me preguntaba siempre las mismas cosas, no recordaba nuestros nombres y tampoco el rollo que estaba tratando de sacarnos- fue lo que nos unió. Querer evitar el desgaste de ir a hacernos mierda la cabeza fue la solución. Temporal. Pues no creo que sea algo solucionable.

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Tal vez la única forma de arreglar el asunto es tratar de no cagarlas igual. Es decir, algún día, fundar mi propio partido. Mi familia. Y dejar de ser como la DC. Donde van a estar siempre los mismos huevones. El problema es que todo lo que huela a Realpolitik me da terror.


E.
Escucho a Manuel García y se me aprieta la guata.
Siempre me reí de la Tere por su extraña debilidad por la trova y todos losh cantantesh de guitarra y voz.
Y ahora estoy disfrutándolo mucho. Y sufriéndolo también porque pasan cosas. Todo se revuelve.
Qué raro.

E.

22 de noviembre de 2007

Encuéntrese

Hay gente que dan ganas de encontrarse en la calle. Y hoy quería que fuera así.
Salir y mirar en cada cara y cada esquina si aparece esa persona que te va a sorprender porque hace tiempo no la ves y te cae tan bien. O justo te cruzas con quien querías. Lanzarse al destino de la ciudad, al ritmo de la gente que camina en el centro para encontrarse con alguien que tal vez lleva diez o veinte cuadras o mil kilómetros recorridos para atrás y se encontró contigo. Me gusta pensar en qué momento se apretó una suerte de "play" en el pasado que haría que esas dos personas se cruzaran. Me gustaría tanto ver el camino recorrido, cómo fue que cada detalle hizo que pasáramos por esa calle y no otra. Justo a esa hora y no otra.

Hoy no me topé con quién quería. Pero fue igualmente muy agradable conversar con la persona que apareció en el paradero y que no veía hace un par de meses. Fue como si, saliendo de la oficina, hubiera abierto una puerta a las probabilidades.

Es como esa película que odié: Serendipity. Cuando la vi la encontré insoportable. Qué mejor que vivir, moverse, salir a la calle, viajr y encontrarse. Prefiero Closer, sobre todo la escena final. Natalie, increíble.
Y que sea igual que en "L'éducation Sentimentale": Leurs yeux se rencontrèrent.
Hoy, quiero eso para mí.

E.

5 de noviembre de 2007

Post nº100: optimismo galopante

Cien textos escritos. Cien capítulos. Desde el 2004. De diversos estilos, unos sin estilo ni onda, unos más 'poncios' -hay que ponerse a tono con los tiempos, lexicalmente hablando- que otros, y fomes y divertidos. Sobre todo íntimos. Propios. Es entrete tener un blog donde sólo contar, preguntarse cositas chicas, cosas que importan y otras que valen hongo. Qué rico compartirlas y leer a quienes de repente aparecen y me dejan su mensajito.
Partí a los diecinueve recién cumplidos. Mi primer año de U, los amores (muchos y muy jugosos), las penas (muchas y muy saladas), las risas y salidas con amigas que, por suerte, también fueron muchas. Es más que un diario, es más que sólo escribir frente a una pantalla de 17". Por eso, hoy quiero celebrar. Mis tres años y cien capítulos.

Salud!

E.

Así que como está todo bien y, aprovechando este optimismo incipiente -espero que se quede- y galopante... (no sé bien qué diablos es eso, pero suena cool, como locura galopante, caña galopante... en fin, me parece que sobre un caballo todo suena más divertido y simple... ¿o no? XD), les regalo una very nice song.

¡AHORA YA SÉ! qué es galopante, no sólo "que galopa", ojo.

El asunto es que para celebrar bien minísticamente, les dejo este videíto que encontré por ahí, ashí... un mensaje para mujeres. Es linda, es optimista y es... mamona.


1 de noviembre de 2007

Me demoré veintidós años. Más de dos décadas en entender a mi hermana. La mujer de 24 con la que crecí, pelée, lloré. A la que le grité, mordí, cachetée (con devolución), y muchas cientas de miles de veces traté mal. A ella, con la que compartimos casi todo, hoy... la quise abrazar y pedirle perdón por todas esas cosas. Es que hoy la vi sufrir por amor. Y me dolió tanto no poder hacer nada al respecto. Sentirla apoyada en mi pecho, sofocada, sin entender...
Y aunque se lo dije, no sé si haya captado realmente -REALMENTE- que en ese preciso segundo era su hermana menor la que la entendía como nadie. Fue inevitable recordar la pena de hace 2 años. Fue terrible revivir esa sensación de pena profunda y negra, desesperación y ojos mojados todo el día. Todos los días.
Y ahora, la impotencia que me da verla así. Pasar por lo mismo.
Si viera al huevón, le diría unas cuantas verdades.
Y a ella quisiera decirle todas esas cosas que yo nunca escuché. Palabras y gestos de apoyo, presencia, risas, salidas, olvidar lo malo. Abrazos y te juro hermana Cuca que todo va a pasar. Aunque los días se hagan lentos y la pena tan pesada. Veintidós años después, espero poder ayudarte en algo.
Te quiero hermanini,
aunque casi nunca te lo diga.
E.
Una selección de canciones para la pena y los malos momentos.
Heal the Pain, lo que quisiera lograr.
(escuchen con los ojos cerrados pq no tiene video la shit)

Y otra, Everybody hurts de REM.


Y, probablemente, una de las canciones más tristes de la historia. I know it's over, de The Smiths.