27 de enero de 2008

El remedio

A veces existen ciertas situaciones que funcionan como anestésicos e impiden que nos demos cuenta de que sí echamos mucho de menos, de que sí estamos bien solos y que sí nos importa no estar todos los días de la mano de esa persona.
Sólo esa persona.

Los anestésicos son ricos, pero para qué engañarse... son sólo eso. No son infalibles.
Y ellos también lo saben. Y les gusta ser sólo anestésicos, creo.
Ojalá no fuera así.
Y pasaran a ser personajes estables de la obra.

Esto es como cuando éramos chicos y nos caíamos en bici.
Nunca dolía tanto como 30 segundos más tarde. Justo después de la caída, pasaba piola.
O cuando nos sacan las muelas del juicio y el efecto de la inyección dura unas tres horas. Cuando pasa es una catástrofe declarada.
El dolor del moretón, pasado el efecto de la bolsita de hielo, no se va con nada. Sólo con tiempo. Se va poniendo verdoso, amarillento y luego desaparece. Pero se demora.

Quisiera tener el corazón dormido, doparlo de anestésicos y pasarlo la raja.

Es mejor ponerse una caparazón y entrar en un sueño profundo. No embriagar los sentimientos, sólo adormecerlos un poquito.

No lo quiero así, pero, como voy, lidocaína, bienvenida seas.

la pendeja idiota,
pendeja e idiota.

Hipervergüenza.
ídem connards.

Ni un pelo de tonta

Estoy cada día más pelada.
Ya no funciona cambiarme de la lado la partidura porque la densidad de pelo por cm2 disminuye demasiado rápido. Ni pensar en una partidura al medio.

¿Será que a los treinta años voy a tener cabeza de huevo?
¿Y si la disminución de los pelos tiene una relación inversamente proporcional con la inteligencia?
No tendría un pelo de tonta.
Y sería más fácil no tener pelos en la lengua.
La calvicie debería favorecerme.
Ojalá pues si no es así, pareceré una anciana a los 30.
E.

26 de enero de 2008

¡Volviste, hermana!

Hoy llega la Tere.
Estuvo casi siete meses en Francia y la extrañé tanto.
Con estas canciones, revivía su presencia y nunca estuvo realmente lejos.

Better de Regina Spektor.
"Born like sisters to this world"



Amigo de los Enanitos Verdes.

"Que un amigo es uuuna luuuuz, brillando en la oscuuuuriiiidaaad, siempre serás mi amiiiiigui! no importa nada máaaaas" Cántese con innegable tono de altos grados de alcohol en la sangre y ojo con la innovación que introducimos en la letra. Qué artistas.



Y para terminar,
Adia de Sarah Mclachlan
"Believe me Adia, we are still inocent"

23 de enero de 2008

Cosa de plumíferos

Por esas cosas de la vida estuve en Pichidangui antes de ayer. Sola.
Me gusta estar sola en lugares nuevos. Pasear, conocer, comer, reírme -sola- con lo que veo y las tonteras que se pasean por mi mente sin restricción ni censura o deber ser intelectual. Fluyen las leseras y pensamientos inútiles. Es un recreo.
Siempre escribo -mentalmente- columnas sobre temas y relaciones que se me ocurren en el momento. Nunca llegan a concretarse.
Como tener pelos largos en el dedo gordo del pie y sobre lo divertidos que son los niños en la playa, las palabras que usan y cómo se entretienen. Sobre todo cuando son ajenos, digo.

Estuve caminando horas esperando el bus que me llevaría de regreso a Santiago.
Y no me hice amiga de nadie. Ni en la playa, ni al borde del mar. Tampoco en el bus.
En la caleta de pescadores, decenas de gaviotas que parecían miles por lo ruidosas, gordas y escurridizas, se movían buscando algún pedazo de pescado. Un corte, la piel, una cabeza cortada.
A otro lado del ring, los pelícanos. Más grandes pero inferiores en número. Y con otra estrategia.
La paciencia de los torpes pelícanos frente a la astucia de las gaviotas, gordas y con su cara manchada de sangre de pescado.
Los pelícanos con sus papadas colgantes son fieles entre ellos, las gaviotas son como zorros de mar. Pillas, rápidas, se roban la comida y se la quitan entre ellas. No tienen espíritu de grupo.

El periodismo está lleno de gaviotas, zorras y zorros. Poca solidaridad, rapidez en el hurto.

Quisiera ser como el pelícano que fiel a su naturaleza, es leal a la esencia de lo que concibo como vida.

Hay que comer, pero dejar que los otros coman. O, al menos, no matar a nadie.
Al final del día, no tener sangre en la cara.

Me encanta decir, contar, denunciar, atacar, comer, vivir... pero quiero disfrutar la vida. Despacito, tranqui: adhiero más a la postura pelicanezca de la vida.

Al final, todo se trata de un asunto de plumas.
El periodismo tiene plumas.
Y yo prefiero ser pelícano antes que buitre o gaviota. Vivir en paz antes que morir desplumado, o en un olla, ¡por gallina!

E.

Lo que nunca va a pasar

Tengo tanto pero tanto miedo.
Que mejor me quedo en casa.
Cagándome del susto.

A todo.
A estar sola y acompañada.
A hacer daño y que me dañen.
A pasarlo bien y a pasarlo mal.
A hacerlo excelente y a hacerlo pésimo.

Quisiera tanto hibernar.
Y despertar treintona y clara, con pega y además sin rollos de hombres.
Que, a cualquier edad, son unos pelotudos.

Lo decreto.

Y aunque nunca vaya a pasar, hoy, sólo hoy miércoles 23 de enero, quiero que así sea.

¿Amén?

E.

19 de enero de 2008

El perrito musical

Es divertido: estoy escuchando a un perro que ladra con ritmo.

Guau, guau, guau, guáu
guau, guau, guau, guáu
guau, guau, guau

guau, guau, guau, guáu
guau, guau, guau, guáu

guau, guau, guau, guáu
guau, guau, guau, guáu
guau, guau, guau

Me tiene loca, ¿harán melodías los perros con sus ladridos como lo hacen los pajaritos con sus cantos?

Guau!

E.

Elisa de Serge Gainsbourg

Elisa, Elisa
Elisa saute-moi au cou
Elisa, Elisa
Elisa cherche-moi des poux,
Enfonce bien tes ongles,
Et tes doigts délicats
Dans la jungle
De mes cheveux Lisa
Elisa, Elisa
Elisa saute-moi au cou
Elisa, Elisa
Elisa cherche-moi des poux,
Fais-moi quelques anglaises,
Et la raie au milieu
On a treize
Quatorze ans à nous deux
Elisa, Elisa
Elisa les autres on s'en fout,
Elisa, Elisa
Elisa rien que toi, moi, nous
Tes vingt ans, mes quarante
Si tu crois que cela
Me tourmente
Ah non vraiment Lisa
Elisa, Elisa
Elisa saute-moi au cou Elisa, Elisa
Elisa cherche-moi des poux,
Enfonce bien tes ongles,
Et tes doigts délicats
Dans la jungle
De mes cheveux Lisa

3 de enero de 2008

SIN FILTRO

Después de un tiempo largo pasé la navidad con mi papá. Chan!
Para alguien de veintidós años, nueve años son varios años. Hartos años sin navidades ni años nuevos.
Es súper simple: de los 13 a los 22 pasan demasiadas cosas. Vivencias que le llaman. Frenillos, pololeos, vacaciones, universidad, amigos, viajes, drogas, descubrimientos, responsabilidad y decisión. Y el registro electoral. No, la isapre aún no.
Entre los teen y los twenties salimos del colegio, escogemos carrera que es como el primer acercamiento al matrimonio: "para toda la vida", pero todos saben que es mentira; carreteamos como nunca -algunos como siempre-, no pedimos más permiso, no llegamos a la casa y-qué-tanto, nos curamos y dejamos de tomar, volvemos a tomar pero ya no más vodka por favor, nos hacemos cargo, de paso proyectamos un poco el futuro.
Y.
Salimos de la U, trabajamos... y luego 24, 25... ojalá irse de la casa y tener la curiosa -pero muy cierta- alegría de recogerle uno mismo la caca al perro, que nadie te despierte cada mañana, llegar al chiquero propio cuando salga tarde de la pega. Es un ensayo muy real de la vida. La obra siendo representada, no las últimas repeticiones del parlamento antes de salir al escenario y actuar.
Antes de eso somos como unos test crash dummies: nos sacamos la chucha, hacemos huevadas pero filo, era de mentira, un simulacro no más. No pasa nada. Los viejos lo solucionan todo.

Pero no. A mí me pagaron la U y el techo. Ok, no tengo de qué quejarme. Pero ojalá que me paguen el estudeo un año más, aunque ya me avisaron que luego de eso, se corta hasta el pago del arriendo.) Pero eso no importa tanto. Muchas veces importan cosas que no importan. Que no me fueron a buscar a carretes, no me vieron dando jugo, no me vieron fumando todo lo fumable, no me consolaron las penas de amor y menos aún me enseñaron matemáticas cuando no sabía qué era una función ni el número de oro, ni el número invisible ni qué diablos. Y hasta hoy no tengo ni la más puta idea de la utilidad del 'cosinus', 'sinus', y del alucinante mundo de la trigonometría. Qué mierda es factorizar o desarrollar un cálculo. Por suerte aprendí a leer aunque me trataran de 'iliterata' a los 5 años.

Aunque sí me enseñaron las nociones básicas de defensa personal: rodillazo, dedos en los ojos, uñas en la cara. Dudo que recuerde usarlas cuando esté en una situación de riesgo. Pero esa fue la clase de Todo Vale.
La lección de sexualidad la recibí cuando llevaba dos semanas pololeando, en primero medio y quince años además de: cero interés en ningún tipo de incursión 1, 2 ó 3. De la mano y ya.
Una vez más, 'daddy' cagando fuera del tiesto.

Así, aunque pasen 4, 9 ó 20 años, honestamente me daba PAJA pasar la navidad en familiars.

Fueron muchas navidades sin el único tipo que toda mujer cree en algún momento de la vida, aunque sea a los diez años, que no la va a abandonar. Y los viejos no se dan cuenta de que lo más penca no es cuando se van, sino cuando vuelven. Sí, la gente cambia. Y así como yo cambié, él también lo hizo.
Pero, ¿cuánto puede cambiar alguien? Yo lo hice porque me tocó crecer. Pero los viejos ya están formados. O sea, envejecen y eso. Pero ya aprendieron a hablar, a ser, y a concebir el mundo de cierto modo, a relacionarse con lo externo y...

...HONESTAMENTE, NADIE PUEDE DESPUÉS DE SER UN CHILENO -RELATIVAMENTE- NORMAL QUE LLAMÓ VIEJITO PASCUERO AL ANCIANO BARBÓN DE LA NAVIDAD DURANTE 42 AÑOS, AHORA DECIRLE SANTA!

SAAAANTAAAAA!!!! SANTA CLAUS!!!

Y ABRIR LOS REGALOS AL DÍA SIGUIENTE!!

¿JINGLE BELLS?

Qué vergüenza ajena.

Around the world.


E.

Próximo capítulo: adoctrinamiento fascista en casa.
Adelanto: "Qué suerte que naciste blanca y con buena genética". "Sácate ese chaleco que pareces nana".

Fecha de publicación: totalmente indefinida.


Happy new year for everybody!