27 de enero de 2008

El remedio

A veces existen ciertas situaciones que funcionan como anestésicos e impiden que nos demos cuenta de que sí echamos mucho de menos, de que sí estamos bien solos y que sí nos importa no estar todos los días de la mano de esa persona.
Sólo esa persona.

Los anestésicos son ricos, pero para qué engañarse... son sólo eso. No son infalibles.
Y ellos también lo saben. Y les gusta ser sólo anestésicos, creo.
Ojalá no fuera así.
Y pasaran a ser personajes estables de la obra.

Esto es como cuando éramos chicos y nos caíamos en bici.
Nunca dolía tanto como 30 segundos más tarde. Justo después de la caída, pasaba piola.
O cuando nos sacan las muelas del juicio y el efecto de la inyección dura unas tres horas. Cuando pasa es una catástrofe declarada.
El dolor del moretón, pasado el efecto de la bolsita de hielo, no se va con nada. Sólo con tiempo. Se va poniendo verdoso, amarillento y luego desaparece. Pero se demora.

Quisiera tener el corazón dormido, doparlo de anestésicos y pasarlo la raja.

Es mejor ponerse una caparazón y entrar en un sueño profundo. No embriagar los sentimientos, sólo adormecerlos un poquito.

No lo quiero así, pero, como voy, lidocaína, bienvenida seas.

la pendeja idiota,
pendeja e idiota.

Hipervergüenza.
ídem connards.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

y, te tomaste la "pastillita" o no??? jajajaj

te quiero hermanita...
desde aqui (suspiro) tan lejos...

MB

Elisa dijo...

amiguiiiiiiiiiii, toi tomándomela, pero despacito y suavecito...
jajaj, tú cachai?

sino, danger cuidado

te voy a mantener al tanto.
Viva Skype!

besos

Unknown dijo...

Lo mejor para pasar las penas es el baile!!!! .

Anímate!!!.

Al menos a mi me ha dado resultado y se ha vuelto un poco mi droga, o anestésico.

Saludos

Sandra