18 de diciembre de 2005

Juicio a Elisa (parte I)


Me declaro culpable.
Sí señor juez, no necesito abogado.
Exacto, su señoría: nadie puede defenderme. Ni yo.
¿Qué es lo que no entiende?
Ah, cierto, técnicamente no hay delito. Todavía.
Pero por eso vengo, señor, ocurre que me declaro culpable de un delito que cometeré.
Sí, no hay duda. El delito va sí o sí.
¿Cómo que no me puede encerrar si aún no lo he cometido?
¡Vengo a hacerle un bien a la comunidad!
Enciérreme por el amor de Dios....
¡¿Cómo que no?!
A ver, usía, esto es súper simple. Yo, Elisa, vengo a entregarme a la justicia chilena. En pocas palabras: quiero que me lleve a una celda y me deje ahí dentro muchos años. ¿Acaso es mucho pedir?
No sé pues, usted es el juez, invente un cargo, una pena y una condena...¿ por favor?
Mire, aunque no lo parezca soy una persona sensata, sé que las cárceles están sobrepobladas y que bueno, aún no soy totalmente culpable del delito...¡Pero lo seré! Si no me encierra, lo seré irremediablemente!!!!!
¿Que de qué me culpo?
Pues bien, acuérdese, SE LO DIRÉ. Actuario: anote.
Soy culpable de tropezar dos veces con la misma piedra, de alimentar sueños vanos y soñarlos. Soy 100% culpable de no aprender. De mentirme a mí misma. Y de no tener voluntad.
Dígame, quien se miente a sí mismo...¿no es acaso un peligro público ya que puede mentirle a TODO EL MUNDO? No se olvide que seré periodista, el cuarto poder no puede mentir...
Me declaro culpable de ser yo, guilty, coupable... ¿¿ cómo demonios se lo digo??? le hago un dibujo?
Sólo le pido, POR FAVOR, no me deje sola conmigo, con mi libertad. Porque no sé qué hacer con ella. Más que cometer errores.
Hágame el favor.
Y mándeme a Canadá.

4 de diciembre de 2005

:::primera vez:::

Después de meses de vegetación, hoy por primera vez sentí maripositas en la guata. Hace diez minutos dejé de hablar con mi jipi favorito y mi estómago colapsó. Es como cuando estaba en el colegio y me encontraba con el Cote, cuando conocí a G hace casi un año.
Estaba segura de que las lepidópteras estaban muertas. Que el microclima de angustia y acidez estomacal del año había terminado de eliminarlas. Pero no. Definitivamente no estaban muertas. Y hoy me di cuenta de que sus alas están en perfectas condiciones. Que se mueven al ritmo del reggae medias mareadas por el humo dulzón y el aliento a vino de botella recién tragado por un sorbo lánguido y tibio.
En mi mente de teen sólo caben dos palabras: MI-NO. já. Mientras me acaricia el pelo y me pongo colorada. Pero en la oscuridad de la placita puedo esconder los nervios de chica de doce años. Esos nervios locos que ya había dado por perdidos.
La última vez que sentí lo mismo me metí en el atado de mi vida, así que ahora... let it flow & enjoy. Además...la conciencia de Diferencia es enorme. Y la avería sentimental que dejó el pendejo-perdido me hace desconfiar hasta del olor que tenía cuando nos despedimos. Del beso apretujado -en la mejilla, por supuesto- que me dio.
Se viene el verano y los sueños se vuelven aún más difusos. Pero puta que es entretenido soñar así! Aunque en mi fuero shúper interno ashí deseo que no se vaya y que nos veamos mucho más. Me hace feliz, es el detalle del año. Pero párate en Batuco, Elisa. Tranqui no más. Si verlo en marzo, después de unas BUENAS vacaciones, no es malo. Es güeno.
Así que a querido-jipi le agradezco una cosa. Muy puntual, precisa y concisa: volver a soñar en tonos cada vez menos oscuros y más rosaditos. Me acuerdo y las mariposas vuelan. Gran sensación ésta de volver a la más tierna infancia...que -secreto- no sé si aún he abandonado... XD
En fin, gracias por mariposas revividas, gracias por tiempo dedicado, gracias por simplemente haber aparecido un día sin prevenirme. Gracias por sorpresa concedida. Y, aunque sé que jipi desaparecerá tan rápido como apareció, su misión en mi vida fue demostrarme empíricamente que las mariposas no estaban muertas, andaban de parranda. Igual que él.