30 de mayo de 2005

Manifiesto del momento.

Han sido las peores semanas de mi vida. No es novedad. Todo parecía ponerse "en mi contra". Hasta que me acostumbré a sentirlo así. Y a quejarme por eso. Pero, ¿dónde quedaba mi responsabilidad en el asunto?
Escuchaba los consejos de mis amigas que adoro, los de mi madre, de mi hermana, de mis amigos... ¿y los míos? ¿cuáles son esos consejos que uno mismo se tiene que dar? me acabo de acordar de una canción que dice que el mejor consejo se lo da uno mismo (ehmmm pero no logro recordar cuál es 'el tema'). ¿Por qué me demoré tanto en darme cuenta? No es que subvalore las preocupaciones y recomendaciones de las chiquillas ultra-amigas-personales. De hecho, muchísimas gracias, no sé qué habría hecho sin la 'palabra de alientosh'. Pero decidí que, como soy yo la que se lo sufre todo, la que pelea, la que llora y hace llorar. Tengo que hacer lo que se me antoje, lo que me nazca y plazca y... LO QUE SIENTO.
Luego de semanas de vomitar lo que alguna vez tragué, de vomitar cuando ya no había más que reprochar, de reprochar cuando ya no tenía más que reempezar. Aquí estoy, casi casi entera. Y dispuesta a todo. Como alguien dice por ahí, "a pasarlo bien". Es cierto que tengo la urgente necesidad de abrazar, de querer, de expresar todo mi amor. Y creo que ahora es el momento para empezar. Porque así lo siento, así me dice mi guata que tiene que ser. Basta de pasarlo mal.
Si estoy tan enamorada como digo estarlo... basta Elisa.
Ayer me dijeron REACCIONA POR LA CHUCHA!!!!! REACCIONA! Debo reconocer que eso me golpeó y contribuyó mucho a que rompiera la inercia. Sólo me llegan y hacen un cambio las cosas que me chocan. Porque soy una mina porfiada.
Bueno, eso era. Bien fome el post. Lo dejaré como exibicionismo catártico. Esa cochina necesidad de ver en letras lo que me pasa. Y así ordenar las ideas.
Que les vaya bonito.
Y a TI, te quiero. Harto, mucho, ene cantidad. No lo puedo ni quiero evitar más.
Nos estamos viendo. Y riendo y queriendo. Ese anhelado día ya se acerca. = )
Muchos besos.
Ahhhh, mi autoconsejo?? vive las weás, para de sabotear lo que más amas. Atina, relájate. Salud por eso.
Respira.

22 de mayo de 2005

Híbrido | Esta edición le lleva: Mocos-Reflexiones sobre el lenguaje del chat-Lo que ya no sirve y mucho más! postee, aunq esto sea una real mierda!

Una suave presión en la garganta, un suspiro, los ojos se cierran y la gota tibia rueda por el pómulo. La otra se queda estancada en las pestañas. Con un movimiento que se caracteriza por la falta de sutileza, me seco la cara con la manga. Siento que mi cabeza va a explotar AHORA. Algo salado por mi garganta.Sin asco, me lo trago. Pero tengo una sobreproducción de fluídos nasales salados y líquidos. Me tengo que sonar, pienso. Dejo de tipear y parto al baño con los mocos colgando.En el espejo aparece la peor imagen que cualquier mujer podría ver de sí misma. Un hermoso tono verdoso en la piel, cortesía del soleado Santiago de la época. Ojeras de última moda, profundas, oscuras y arrugadas. Yendo contra todo presagio, suelto una carcajada. Nadie puede ser tan masoquista y al mismo tiempo vanidosa. Me odio un rato, pero alguien aprieta play y la escena se reanuda. Fueron las acuosidades nasales y oculares que me llevaron al reino de Don Inodoro, basta de divagar: tengo que sonarme, me recuerdo. Con el confort color damasco que compró mi mamá porque combina con el baño y su decoración, me sueno con fuerza, casi con rabia. Regreso, a mi pieza y como hipnotizada, observo la pantalla y nuestra conversación.
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De vuelta al presente de narración: No puedo seguir escribiendo de ti, no? Me siento harto indigna. ¿Será el orgullo que resurge después de haber estado de vacaciones? No lo sé. Quizá es porque los tiempos de catarsis escrita están pasando. Sigo sin saberlo. Puede ser que ya no quiero darte tanta importancia. Ni idea. O tal vez, me estoy negando a lo que de verdad representas en mi vida, guata, cabeza y sentimientos. Y trato de expulsarte sin que esa reacción sea lo que de 'verdad' siento. No lo quiero saber.
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De regreso a la 'historia':
Chateamos un rato y luego te despides porque tienes que estudiar. Me mandas besos y me dices que me quieres mucho. Pero no me dices "te quiero mucho", sólo escribes "tqm". Me pregunto si la abreviación vale lo mismo que las palabras escritas enteras. O si tiene q estar subentendido que al faltar algunas letras (casi todas, en realidad) lo que se dice tampoco está completo? ¿un "tqm", significa que me quiere menos que si escribe "te quiero mucho" con todas sus letras? ¿Si escribo "tgo hmbre" quiere decir que tengo menos hambre que si escribiera "tengo hambre"? Sin duda que no, pero cuando me dicen "tqm" siento que está dicho a la rápida, sin sentirlo realmente. OK, TODO ESTO es un exceso. Nadie podría cuestionarse estas estupideces... pero el ocio es grande. O la evasión al estudio, más bien. Sin embargo quisiera recalcar que en tu caso, CHICKEN, sí me influye. En nuestro caso, un "tqm" no vale igual que un "te quiero mucho" en toutes lettres.
En fin, la cosa es que te vas de MSN. Ya no hay lágrimas, ni mocos, ni sal derramándose por ahí.
Y me vuelves a mandar besitos y que me quieres mucho. Y yo también. Even worse: te extraño.
Mejor me ahorro la lata del sermón sobre el cariño sin destinatario. Adiós.
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Pienso en tantas cosas inútiles pero "con significado", como que debería cortarme las uñas. Si ya no las voy a necesitar más. ¿Cuál es su utilidad ? Si ya no voy a enterrarlas en la espalda de nadie, no voy a tener el placer de reventar puntos negros y espinillas infectas sobre tu columna. Nunca más las ansias me van a hacer rascarte los muslos, no voy a limarlas con tus jeans. Ya no sirven para nada. No voy a dejar marca alguna en las presas del pollo. Ocurre entonces que ya no vale la pena cuidarlas ni cultivarlas con esmero.
Pregunta al lector: ¿para qué sirven las uñas en estos casos de "abrupta" soltería? La mejor respuesta recibirá un premio sorpresa.
Bueno, para ser sincera... me aburrí de escribir tanta basura. Chao no más.
Quizá lo único importante es lo del final. Aquí va:
Hoy te vi y la fuckin' pena me dejó bastante descompuesta. Hello Kitty NO miente, que te vaya increíble en las Solemnes, no pierdas ese olor, tampoco te rapes, gracias por las hojas impresas y te quiero mucho.

21 de mayo de 2005

Amnesia y Tecnología emocional.

Tengo amnesia progresiva. Mi memoria a corto plazo está siendo bloqueada por esa masa informe y autónoma que dice ser mi cerebro. Quizá debería agradecerle porque de seguro ha bloqueado varios recuerdos traumáticos de la infancia y estupideces así. Pero hoy está obligándome a olvidar lo que no quiero. Me fuerza a olvidar ese olor mezcla de tibia humedad, desodorante, detergente, jabón y piel. Piel de pollo. Esa cabeza que no parece ser la mía me dice que ignore los bombardeos de recuerdos. Los besos suaves, tiernos, bruscos, mordidos.Todo eso que tanta alegría me trajo. Y yo no puedo. Son muchos datos para tirar a la Papelera de Reciclaje en tan poco tiempo. Si al menos tuviera una especie de Winzip que me permitiera comprimir todo y botarlo más fácilmente. Pero es simple: ahora no puedo. Es como si tuviera todos los archivos emocionales abiertos y mi sistema está colapsado. No hay forma de ordenarlos, cerrarlos y apagarme un rato.
Ahora mismo pienso dónde estarás, qué estarás haciendo, si te acordarás de mí. No se me olvidan esos ojos verdosos, enrojecidos por una pena que no supimos sobrellevar. No me olvido de ese "chao pos" que pronuncié ayer. Cuando me fui a clases. Qué valor tenía ese maldito siete, esa solemne que me voy a echar, esa vocación herida y dubitativa. Ahora no me importa. No vale nada. Ni siquiera las miradas de reprobación de gente que con suerte sé cómo se llama. La rabia no tiene sentido, el tiempo no existe. Sólo pasa porque un día alguien lo inventó.
Sumida en un estado somnoliento constante me dedico a soñar, a inventar qué habría pasado si... cómo hubiera sido todo si... Ya no pierdo mi tiempo explicándome los hechos consumados. Es cierto que ya no hay un limbo de indefinición. Ahora la nada es concreta. La vivo a cada segundo que pasa. No es la nada creadora, el punto de partida. Es el vacío. Le néant. Y a pesar de sonar contradictorio, es tan asible, concreta, la toco y la respiro sin parar. Quizá es lo único que me calma: al menos hay una certeza.
No, mentira. Hay un buen par más. Ese cariño y amor que tiene nombre y destinatario. Pero el mail rebota y nadie le abre la puerta al cartero. La frustración de saber que el amor no es más fuerte que nada.
Me pican los ojos, me arde la distancia...más que nunca.
Quiero que se corte la luz y no seguir pensando, dando vueltas a todo, extrañando como nunca.
Estos días han sido un derroche grosero de lisozima. Esa es la única posibilidad que vislumbro de que mi PC haga cortocircuito y se apague. El agua salada tiene que limpiar el sistema electrónico. Explotar, quemarse o simplemente no encenderse nunca más. Quizá, en primavera, los rayitos matutinos se instalen y sequen el agua que ahí se estancó una vez. Cuando todo el líquido se evapore... no sé qué va a pasar.
Sólo puedo decir que aquí empieza mi retiro. Mi no-estar en pro de alguna cosa nueva. La evasión de la amnesia que no quiero que me gane, pero que necesito. No sería lo primero que vence mis anhelos.

20 de mayo de 2005

Pequeño manual empírico para expulsar las penas rápidamente. Eficacia (no) comprobada

Estoy tomando sola. Es martes en la tarde, mi trasero está instalado en un bar y mis ojos pegados a ese medio litro de cerveza. Hoy me sacaron sangre y siento que esa poción amarilla es el mejor consuelo para un día de ayuno. No sé bien qué hago acá, pero la lluvia de afuera es suficiente razón para no moverme más y dejar que el líquido frío se transforme de a poco en energía pura y calor. Porque claro, mucho piano y calidez habrá pero no venden ni té ni café.
Escucho a medias lo que cuenta un tipo canoso y sesentón. Su acento francés me divierte y pienso que si hubiera menos cerveza en mi vaso chelero ya me habría parado a conversarle y oui, oui c'est ca, monsieur. (Sorry pero la c cédille no está en mi teclado.)
La garzona de piernas gordas (que es morena, porque la de piernas flacas es rubia) me trajo un pocillo con algo muy parecido a una muestra gratis de maní. Recuerdo al dentista y sus advertencias y bueno, el hambre es más fuerte. Mastico con cuidado monjil para no acriminarme con ningún brackett y rumio los pequeños granitos de maní. En mi afán de parecer menos patética tomando sola, finjo que busco algo en mi mochila. Mis dedos bien entrenados por la perruna costumbre de novia obediente encuentran mi celular. Abandonado, hace días que no suena.
Llega Vadim. Se demora unos cuatro segundos en reconocerme, nos saludamos y se sienta. Saca un puñado de maní y quiebra el ritual de comerlos de a uno, saboreándolos y casi con amor sacarles la sal para poder masticarlos. No. Él los agarra y se los mete a la boca sin el más mínimo indicio de respeto. Explica que viene 'cagado de hambre'. No recuerdo qué me dice y llega la Andrea. De negro, como siempre. Bienvenida al club.
Nos cambiamos de mesa y llega JC con cara de de funeral: acaba de estar con su ex. Con cara de ansioso se despide pero informa que luego volverá. Entre tanto schop de medio y maní salado me dan las infaltables ganas locas de hacer pipí.
La ida al baño es siempre una aventura. Me fascina hurgar por todos los rincones intruseables pero el baño del Don Rodrigo es fome y ni pestillo tiene. Así que soy ultracuidadosa para que nadie me pille con las presas al aire, en caso de que alguna apurada o algún equivocado irrumpa en el sacro ritual del pipí de la tarde.
Me demoro, literalmente, todo lo que quiero anhelando que al volver a la mesa el escenario haya cambiado.
Y cambió. Había llegado el Pollo.
Sentados en lados opuestos de la mesa lo miro y me pregunto sin parar, ni querer dejar tranquila a mi cabeza, qué cresta pasa. Qué hace que nos sintamos a miles de kilómetros. La pauta empieza, la hora avanza, voy tres veces más al baño. No hablamos ni cruzamos más de dos miradas en toda la noche. Me reí , hablé y 'todo estaba bien'. Tomamos la micro y como todos los días el juego de hacerme notar un poco. O, al menos, informar que existo. Sigo riéndome.
Llegué a mi casa cansada. Agotada de tanta risa honesta pero sin sentido. Con el ánimo gastado y la dignidad deslavada. El dolor de cabeza era directamente proporcional a la cantidad de carcajadas que Little Copano me sacó esa noche.
Y para variar, en lo más profundo de la guata...la pena. Ni la lluvia, ni la cerveza, ni las risotadas fueron capaces de exiliarla. Miles de preguntas rebotaban en mi cabeza. Latían. Tuve que ir al baño, esas preguntas tenían que salir de alguna manera. Así lo hicieron.
En conclusión: el alcohol no anula los problemas, pero sí expulsa las interrogantes que tanto masacran la cabeza.