18 de diciembre de 2010

Propiedad

A un año y medio de vivir sola acabo de colgar los primeros dos cuadros en la pared del living.
Fue emocionante ver que el muro blanco se transformó en "la pared de mi casa". De MI casa.

Me corrieron unas lágrimas. Agua limpiadora.
Buenas noches. No sé a quién, pero que duerma bien.

E.-

16 de diciembre de 2010

2011

Tal vez el objetivo del 2011 es aprender a amar.
Puede ser que sea lavar la loza justo después de comer y no dejar una torre pudriéndose.

O quizás sea aprender a combinar la ropa, comer menos y reir más.
No (des)calificar a algunas personas.

Comer a la hora. Ordenarme. Ordenar la casa.
Que la casa parezca casa y no un espacio donde alguien come, duerme y se despierta. Un lugar donde estar.

Que el 2011 me ayude a sanar, a entregar y a recibir.
Haré mi mejor esfuerzo.

12 de diciembre de 2010

Libertad I

Paseo a la Porota con correa. Podría soltarla pero me asusta que salga corriendo y nunca vuelva. Que la atropellen, pero más miedo me da que se vaya mientras yo grito desesperada su nombre.
Es una especie de fantasía que me ha perseguido desde siempre. Desde la Sweetie, la Nube y la Katty.

Mientras caminamos por la plaza de los perros, los dueños de los canis familiaris que andan sueltos me preguntan que por qué no la dejo "libre". de a poco sus preguntas comienzan a molestarme. Mal que mal la tenencia responsable incluye dentro de sus principios, andar con el animalito bien sujeto a una 'trahilla'. Que soy aprensiva, y una serie de consideraciones que me parecen casi como si un desconocido estuviera diciéndome cómo tengo que criar a mi hijo. Hasta que, nuevamente, un pelado me viene con el cuento de la libertad perruna mientras su bulldog inglès atigrado se manda LA plasta sobre el pasto. El efecto ají en el culo es inmediato.
Sí, llevo meses trabajando con la Josefina todo el tema del control, de no explotar...Y educadamente prefiero responderle "no creo que los perros tengan la noción de libertad muy elaborada". Y le aseguro que mi perrita es igualmente feliz con correa que su perro sin ella. Entremedio la Porota se pone a correr y jugar -ya la socialicé- y a enredar su cogote con la famosa correa. Y sí, estoy convencida, ella ES feliz. Felicidad perruna, claro. Come a sus horas, descansa, juega, tiene pelotas, peluches y huesos que muerde hasta quedarse dormida, toma agua fresca, tiene sol y sombra. Comparte con otros animalitos en la plaza, pasea tres veces al día y al llegar a casa, recibe un premio. Tiene una buena vida.

El problema, si es que hay alguno, no es ella. Somos nosotros. ¿Qué pasa por la cabeza de un adulto, profesional, que me habla de la libertad de un perro? No es que mire a huevo a los perritos, pero ¿qué sabemos realmente de eso? En miles de años con ellos, en vez de darnos cuenta de que son seres distintos, amarlos y respetarlos como tales, nos dedicamos a humanizarlos. A hacerlos vivir nuestras penas, nuestras frustraciones y experimentar nuestra propia condición humana.
Creo que son sorprendentes. Mágicos. Seres casi angelicales que sólo están a nuestro lado y nos acompañan, nos entregan alegrías cotidianas y nos divierten. Desde su propio ser y no desde el nuestro.

Menos en temas tan peliagudos como la Libertad.
Qué diablos es eso que tanto añoramos, con lo que tanto nos llenamos la boca, por lo que se ha peleado en guerras y por lo que los adolescentes se enfrentan y seguirán enfrentándose eternamente con sus papás. Eso que tiene una estatua, tiene canciones, poemas y que sigue y seguirá inspirando a grandes artistas, pequeños artistas, artistas a medias o artesanos de las artes o mediocres de la creación popular, masiva o exclusiva. Desde la élite al público sin códigos doctos. Desde la adolescencia hasta la silla de ruedas del postrado.

Liberté, conmovedora obra absolutamente atemporal de Paul Eluard, poeta de la Resistencia francesa, llena de sentido esa palabra, de nostalgia, de añoranza por un pasado que parecía libre, por una infancia hermosa. Los niños son libres. Pero tenerla o ser consciente de ella, es algo realmente relacionado con los niños? Parece que es un tema adulto, de nuestra autorrepresión. Implica actuar con responsabilidad, hacerse cargo...finalmente, ser libre es moverse dentro del estrecho margen, de las barreras que nos dejan el día a día, nuestras creencias, nuestros temores, nuestros amores, nuestros compromisos. Los niños no tienen compromisos.

Quisiera entender por qué buscamos vivir la libertad. ¿Es realmente "hacer lo que yo quiero"? Por qué sentimos que nos falta y qué nos hace rozarla, vivirla o ser libres. Libertad de expresión, de opinión, de ser, de amar, de moverse, de decidir...¿incluso de morir?

Próximo capítulo.
E.-