30 de diciembre de 2004

Me dejé engañar

Caí otra vez. Pero como ninguna historia se repite eternamente (y espero que no exista ese nietzscheano mito infernal), ésta viene con nuevas aristas, complejidades y rococós. Y, sin duda, espero que no se repita.
Si quiero explicarme bien todo lo sucedido, tengo que hablar del azar. Uf, si no hubiera sido porque coincidimos en hora, lugar, conversación, canción, poder, elección, nacimiento, gustos, miradas y EL GUSTO (o innegable atracción--> odio esa palabra). Nada hubiera pasado. Todo seguiría su curso "normal". Pero, un buen día apareció. O aparecí yo y el caos nos sometió durante cuatro semanas que suplieron todo un año de ignorancia. La cristalización se produjo en un segundo. No había momento en que no quisiéramos hablar, vernos y quedarnos hasta la hora que fuera juntos burlándonos de nosotros mismos, riendo y soprendiéndonos de innumerables y extravagantes puntos en común. Sin embargo, siempre supimos que las circunstancias (otra palabra odiada) no estaban de nuestro lado. Nadie puede alucinar así con una mujer cuando está pololeando con otra. Y cuando ella es tan celosa. Pero tengo la certeza de que su encantamiento fue lo más sincero que puede 'ressentir' en largo tiempo. Con respeto a ella, me sentí bastante atacada por celos que creí eran injustificados aunque sabía que eran muy justos y correspondían a una reacción lógica frente a algo que se escapaba del control de sus paliduchas y desabridas manos.
Hasta que un día hubo que decidir y -otra cosa que también sabía- la determinación fue obvia. Nadie apuesta por algo tan químico e inexplicable, bonito y repentino, aún cuando en la relación establecida y legal no haya real atracción y sea una relación basada en la costumbre. Así que me dejé engañar. Por mí y por ese encantador personaje. El día de la conversación que abrió mis ojos, me angustié como nunca. Me sentí responsable de algo que en verdad no estaba en mí. En definitiva, no tenía que culparme de nada. Incluso tuve que acudir al oráculo. Es bastante vergonzozo reconocerlo, pero me sirvió y las verdades salieron a la luz como nunca quise darme cuenta.
Al día siguiente ya no había nada más que decir: decisión tomada, Elisa apartada. Y "aquí no ha pasado nada" (¿cacophonie?). Nadie sufrió, nadie se enteró de nada, las reputaciones quedaron intactas y los pololeos también. Ok, hasta ahora bien. TODO súper bien. Menos yo. Que mal decirlo pero lloré como niñita. Desilusionada, asustada, pasada a llevar por un tipo que nunca pensó en otra persona que no fuera él y "lo que sentía". Demonios, esta vez que todo parecía tan 'flauberien'. En pocas semanas 'l'apparition' se esfumó de la manera más cobarde. Por suerte no me quedé callada. Y, bueno, ya saben como soy cuando algo me enoja o me afecta hasta el punto de pensar en eso el día entero. A pesar de estar por el suelo, miré de frente y el juicio salió de una boca seca que nunca se curvó ni demostró más que decepción. La tristeza sólo afloró contigo, Tere.
La confusión fue únicamente mía. Desde cuestionamientos tan pueriles como el "odio ser tan perfectamente adolescente" hasta la sensación de estar sometida de manera cruel a una injusticia enorme. Una de las más grandes, la de no poder querer. Y al mismo tiempo, querer con todas las fuerzas sin un destino.
Contrario a todos mis presagios enrollados, pasaron semanas en que no me acordé del episodio anterior, ni de M1, el actor principal. Y me agradó sobremanera no recordar a M2, por la cresta, qué mal recuerdo ése. Al menos M1 salvó.Si, se puede decir que saca Mención Honrosa con algo parecido al "prix du jury."
Caminando sobre nubecitas de vidrio, me pasé tres semanas. Hasta ayer, que el Gran Mamón me llamó. Y la sentencia dictada. Última vez que hablamos, si ella se entera de que te vi o te hablé, me patea. me obligó a borrarte de msn y de mi celular. Si quedamos en algún ramo juntos se va a emputecer. Ok, está bien, respondí impasible. Pero ¿qué quieres tú? Yo creo que quiero estar con ella. Ok, respeto tu decisión. en eso habíamos quedado y me parece sano, limpio y leal cumplir con lo que te prometí.
Sobra decir que dí jugo con el libro, con el azar y las elecciones. Que esperaba de corazón que fuera la correcta. Que te vaya bien.Última vez que hablamos, chau. Que te vaya bien, chao. Media lágrima salió de mi ojo derecho y no alcanzó a recorrer la mejilla cuando ya se hubo evaporado. Un buen sorbo de mocos y listo. Las páginas no se dan vuelta solas, así que la tomé y la moví yo misma.
Salí con J, fue la salida de reconciliación y la amistad se ve bien encaminada en la tarea de re-conocerse. Eso me hizo feliz y por toda la noche no pensé en lo que pasó sólo horas antes. A eso de las 3 cuando me dispuse a dormir, los pensamientos achacantes volvieron a mi mente. Los frené y me dormí. Está en mí permitir que el tema siga vigente, rondando en la cabezota calva que tengo. Eso está más que claro.
Por ahora, prudencia, calma y me prometo a mí misma no dejarme engañar así de nuevo. Aterrizo y desencanto todo lo que pasa en mi interior y aunque me seque de a poco, es lo único que me ha dado resultados no-tan-negativos. Ufff, cuando sueño y confío, todo al tacho. Da igual, mientras no haya engaño de por medio y mientras la historia no reaparezca una y otra vez.
Y no lo hará porque confío en que hasta Nietzsche se equivoca.

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