29 de julio de 2005

Presente del Indicativo: No Hay Después I

Caminamos sin detenernos. No siento mis dedos y se me caen los mocos. Él habla de sus dramas amorosos y yo sólo fumo. Aspiro del cilindro y escupo humo. Una y otra vez. Seguimos caminando. Lo unico que sé es que vamos "para el centro". La neblina, difusa, aparece a lo lejos pero su humedad envuelve y el frío me anestesia.
Pasamos por Nasur y el señor/a del carrito está ahí, haciendo lo que sabe hacer: mover su carrito. Nos ignora y doblamos hacia la Alameda.
Me muevo por la noche de la ciudad que construye todos mis 'repères', me siento segura y aunque la oscuridad invade cada rincón, sé que nada malo nos puede pasar. Los segundos van más lento que nuestros pasos. De alguna manera tenemos que capear el frío y aunque no tengamos apuro alguno, caminamos rápido. De alguna manera tenemos que capear la soledad y nos juntamos a conversar.
Pasamos por el edificio Portales y de reojo veo a los 'señores vagabundos' que duermen tapados con diarios y alguna frazada rota.
Lo escucho y aunque no me aburre tampoco proceso mucho lo que dice. Miro a mi alrededor. No hacia atrás, nunca lo hago. Al menos en la calle no. Caminamos al lado del cerro Santa Lucía y en lo que supongo es una antigua bajada al metro Universidad Católica algo atrae mi mirada.
En la oscuridad de la calle y el misterio del cerro silencioso tres palabras me regalan sentido.
"NO HAY DESPUÉS"
Y lo entendí. Después de pasar meses viviendo el antes y sufriendo por el después... un grafiti me dio la solución. Sólo hay un ahora. Y nunca lo vivo, no lo veo y no lo aprovecho.
¿Qué tal hoy? Todo tiene que ser al presente, al hoy día... una suerte de carpe diem desesperado, con la angustia que ofrece el ahora. Me tiene podrida por dentro seguir cuestionándome el por qué del por qué , y luego...por qué.
Por qué todo se fue a la mierda...
Él habla. Yo camino y voy por mi segundo cigarro. Ahora quiero tener calor, ahora quiero llamarte y decirte que te quiero. Pero ahora igual se va... y ya no hay después.
¿Qué hicimos cuando en ese 'ahora' nos dañamos tanto? ¿No podemos arreglarlo ahora?
No quiero seguir escuchando.
Después de dos horas de caminata, un café y un brownie... seguimos caminando. Pero en el sentido contrario.

2 comentarios:

Pablofe dijo...

No se, algo me me gusto de eso que escibiste, pero no semuy bien... algo con el vivir el ahora y no del antes o despues... llevo unos años asi, al final el corazon pesa igual.

Elisa dijo...

No entendí si te gustó o no.
En fin, yo tb llevo años sintiéndome anacrónica. Viviendo asuntos que ya no corresponden temporalmente al momento en que los vivo. Escapando y enfrentando... ahí vuelve la pugna por mantener el equilibrio entre antes-después, correcto-incorrecto, lo que tengo que hacer-lo que siento...
Sin embargo al final... el peso es más fuerte y me aplasta. No sé si avanzo, pero los segundos sí lo hacen y en el espejo veo que mi cara también cambia a medida que los días pasan.
¿cambié yo realmente? o, ¿sigo viviendo el antes sin permitirme ver el ahora?
Saludos, Elisa.