4 de julio de 2009

la volá de la libertad

Para qué negarlo. Filosofar no es lo mío. Más bien una filosofía de cantina, de chela con los amigos y de pensar sobre todo en los rollos sincrónicos. Listo. Más dada al arte de la paja mental que a los contenidos filosóficos. De hecho, en el colegio me iba pésimo en ese ramo que, irónicamente, era al que más iba. Porque era interesante. Porque hablaban de grandes temas como la muerte, el amor y la libertad.

Según el profe, y según lo que recuerdo, la libertad como noción absoluta no existe. Suena tan obvio. Digamos, esa idea de "ser libre es hacer lo que uno quiere y pasarse por la raja al mundo porque soy libre, no comprometerse en ningún orden de cosas con nada o con nadie porque shoy libre ashí", no es tal. Es una percepción equivocada que, en ese entonces, compartía la gran mayoría de mis compañeros de curso. Yo no tenía idea qué diablos era la libertad, ni la vida, ni la muerte ni el amor así que me quedaba calladita, escuchando, y no opinaba. Me sentaba en segunda fila, abría mucho los ojos como si a través de ellos hubiera escuchado, y cerraba la boca.

Lo que conseguí aprender, creo, es que las personas nos movemos en realidades encuadradas ("encadrées") y que dentro de ese perímetro definido, somos libres. Bueno, también está el rollo de la condición humana y las limitaciones espacio temporales y la muerte que podrían empequeñecer la percepción grandiosa de la libertad pero, casi matemáticamente, "soit que" Asumamos que eso es así y sólo así, los márgenes siguen estando y nosotros permanecemos "libres" ahí dentro, en nuestro corral.

Ganar la famosa libertad, finalmente, radica en que mediante el respeto a estos "márgenes de libertad" que definen lo que no podemos hacer (leyes, reglas sociales, por ej) éstos mismos se amplíen.

Pero cuando me dijeron que mi libertad estaba encerrada, definida por márgenes muy claros, me vino el ahogo. Tenía 17 años y pensé que estaba cagada de por vida. Aunque tampoco estaba tan equivocada, en ese momento me lo tomé pésimo. Y me vino un taldo del estilo "hay que hacer todo lo posible por escaparse de la vida tradicional", cosa que en ese momento concebía como la pérdida total de la libertad. Ahí pensé en salir del cole y no meterme a la U, no casarme, no tener hijos y no comprar una casa. Taldo que me duró hasta, calculo, los primeros tres años de la U.

Pero cuando se asume que "libertad" no es andar corriendo en pelotas por la calle o pendejeando y se pierde el conflicto con eso, importan otras cosas. Por ejemplo, irme a vivir sola es un buen ejemplo de libertad y encadenamiento, encuadramiento.

Anoche varios de mis ex compañeros de la U me comentaron "así que te fuiste a vivir sola, yo también estoy pensando en hacerlo, estoy chato de mis viejos y de que me hueveen", los entendí... pero me di cuenta de que ellos no pensaron en que toda esa LIBERTAD que tengo, la estoy pagando. La pago con plata, sí, pero también con trabajo duro, con dedicación, con hacer aseo, con pagar las cuentas, con relacionarme con personas que no son mis familiares para resolver problemas o desencuentros, con un contrato de arriendo firmado... con el gásfiter, con lavar la loza, cocinar, ir al supermercado. Con una serie de deberes que ok, hoy son para mí algo demasiado valioso, pero son deberes que nadie más que yo puede adquirir. Son compromiso y mi pie encadenado. Pero durante éste, mi primer mes viviendo sola, sí que he vivido la libertad. Y no porque salgo o carreteo más (al contrario) sino porque puedo decidir. Sola. Y soy profundamente feliz.

OK, soy "libre". Hago y deshago a mi pinta, salgo y no le digo a nadie ni pido permiso y nadie me jode si llego ebria, si no llego o si llego a tomar desayuno y a dormir todo el día (cosa que era así porque mi madre es de esas mamás con extrema confianza en sus hijos. Hasta para mí era freak). Pero eso es un detalle tan mínimo de la prostituida libertad...que no entiendo por qué ellos no lo entienden.

También ejerzo la libertad cuando decido irme de mi trabajo. Síiiiiiiiiiiiiiiiii, me cambio de pega! :D La próxima semana salgo del averno y me voy a un nuevo lugar donde evidentemente los conflictos y relaciones serán totalmente nuevos y distintos pero, al menos, no tendré que lidiar con los problemas y enfermedades siquiátrico-peralísticos de mis jefes.

Y sin duda que mis márgenes de libertad se ampliarán también!: media hora más de almuerzo, la posibilidad de ir al doctor sin malas caras, mails no redireccionados... por ejemplo!

Una vez lo dije y hoy lo repito: No necesito nada más para ser feliz.

Gracias :D

Ahora quiero andar en bici. Pedaleando la libertad se siente rica.

E.

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