20 de octubre de 2004

El jardín vacío.

Hoy me siento un poquito miserable. De hecho, desde el domingo que no estoy tranquila, como quisiera. Hay ideas desagradables que ocupan mi espacio mental y no permiten que la cabeza esté en buenas condiciones para pensar lo que tiene que pensar. Lo que le corresponde pensar. en fin: lo que debe. Y es que ese es mi conflicto. Me siento algo chata de haber hecho siempre, toda mi vida, lo que tengo que hacer, lo que está bien. Aunque, claro, uno siempre se sale un poquito de la línea, siempre han sido puras huevadas y pura mierda que no significa nada. Lo peor de estos momentos es que me salen los impulsos medios autodestructivos. O sea, pienso cero antes de hacer las cosas. O más bien sueño en hacer todo sin pensar, pero como me quedo sentada imaginando, tengo el tiempo suficiente para decidir y no concretar mi impulso. Entonces sigue siendo una penosa teoría. Aunque para mí siempre serán impulsos. Reprimidos. ahhhhh, es mejor que se queden así. La verdad es que nadie imagina las cosas que haría si no tuviera ese filtro que me dice qué se puede hacer y qué no. Así que al final, cada vez que me siento miserable, termino haciendo leseras. O deseando con toda mis fuerzas hacer una bien grande. Una buena. Algo que de verdad cambie las cosas. para cualquier rumbo pero que las cambie.
Pero bueno, este no es el tema principal, creo.
La cosa que quiero saber, quizá no lo ponga ni lo descubra al escrito, pero sí en mi cabeza espero encontrar una solución, respuesta, explicación.

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