16 de mayo de 2007

Pena

Cuando tienes pena no sólo te tirita la pera. No sólo te muerdes los labios. Y las aletas de la nariz no son las únicas que se mueven.

Cuando tienes pena el corazón se agrieta. Parece encogerse y sangrar. La guata se aprieta. Los brazos se cansan y se caen a cada lado del cuerpo.

La mirada también se cae. Y las lágrimas.

A veces la pena crece y no se va. A veces vive en ti como un parásito y otras, termina adueñándose de ti como un baobab. Estira, sin que te des cuenta, sus raíces silenciosas. Cuando despiertas del sopor de la tristeza te das cuenta de que ya eres parte de ella. Que vives triste. Que eres triste como quien es simpático o gordo.

Qué pena.

5 comentarios:

J. dijo...

Wow...

qué capacidad para hacer que un texto sea/esté:

bien escrito/conmovedor.
correcto/políticamente incorrecto.
metafórico/concreto.
burla/pena.

Sigo pensando que en este rincón del mundo... hay mucho talento/dolor.



PS. Qué buena forma de poner en escena a los baobabs.

Anónimo dijo...

puchas guacha, por eso te resfrías. la pena baja las defensas, ves?
hazte un brebaje: la pimienta, la menta y el tomillo descongestionan. la otra vez tomé algo parecido y funcionó.
espero verte luego.
besos, f

Anónimo dijo...

Abre los ojos, mira el pasado. Revive los recuerdos que bien pueden ser iguales a tu presente.
Ya estás advertida...

Anónimo dijo...

Sr Anónimo...

entiendo que si advierte es porque asume que el pasado fue malo, como supone que es el presente.
Gracias por el mensaje pero temo que puede estar equivocado.

Recuerdo que un weblog retrata algunos momentos, no una constante en la vida.

Y, ah... para advertir, ponga su nombre.

Mínimo.

Elisa.

Anónimo dijo...

La pena incrustada en la piel. Pena morena, rubia, penosa.

Me ha encantado tu texto.

Saludos